La fascinante creación

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Photo by Silvana Palacios from Pexels

Este texto es dedicado al creador de todas las cosas. DIOS.

Eran las 11:30 de la noche, el pacífico ya estaba oscuro, solo había unas pocas almas despiertas en el lugar en donde me encontraba. Pocas pero las suficientes para animarme y ser testigos de una de las cosas más hermosas que he visto. No puedo decir que la más linda, por que cada vez que veo algo hermoso digo que es lo mejor, pero resulta que mi personalidad se fascina con lo simple.


   

Esa noche nadé con plancton luminoso.

Ausencia de luz total

Bajaba las escaleras en piedra directo al mar oscuro. Tenía miedo, pero sabía lo que iba a encontrar. Un valiente se lanzó primero hacia lo desconocido e inmediatamente le seguí con entusiasmo. Al mover mis brazos para nadar vi como toda el agua se iluminaba de un color azul claro. No pude parar de llorar, no podía contener mis lagrimas de la emoción. Era la creación hablando, tan mágico. Era simple, era real.

No estaba en las Maldivas, ni en Tailandia, ni mucho menos en Fiji. Estaba en el Pacífico Colombiano. Solo a dos horas de mi ciudad. Me culpé por nunca haberlo intentado antes, pero fue el momento ideal porque ahora en mi vida soy capaz de agradecer directamente al creador toda su magia.

NO hay foto del placton porque la oscuridad era tanta que mi cámara no podía captarlo sin que se notara, no disponía de un tripode para dejarla en exposiciónes largas.

Después de esa noche, volví todas las siguientes durante mi estadía. Volví y en cada experiencia era la misma estupefacción.

Al día siguiente encontramos otro tesoro en el mar…..

Ballenas fotogénicas coquetas

 Durante todo el camino estaba pensando en la toma perfecta. Cuadré la velocidad de mi cámara que hiciera juego con el diafragma y el ISO. Todo perfecto, mi zoom listo, batería full. Espera absurda.

Photo by Elianne Dipp from Pexels

Después de 20 minutos la vi y saltó jugando coqueta. Me congelé, no hice nada… absolutamente nada. Me quedé en la lancha como una imbécil viéndola y luego pensé: IDIOTA TOMA LA FOTO. Al hacer clic fue la peor fotografía que he tomado. Borrosa y sin encuadre. Estaba fascinada.

Luego hubo más intentos y finalmente logré fotos medianamente decentes, pero soy muy crítica conmigo misma así que diré que ningún paso mis expectativas. Sin sentido ni relevancia.

 El avistamiento seguía y caí en cuenta de que estaba más pendiente de un aparato tecnológico que de ver la grandeza. De ver al animal más grande del mundo a menos de 10 metros. IMPRESIONANTE Y ATERRADOR.

Cerré por un momento mis ojos, miré al cielo y dije: ¿sí que me sorprendes eh? La sacaste del estadio esta vez. Comencé a llorar. El llanto en mi vida aparece de forma constante, pero cada llanto es diferente. Este llanto me ha salido pocas veces, este llanto era de gratitud, de felicidad, de suerte. Fue ese llanto que me salió cuando vi la nieve por primera vez, o cuando vi los Himalayas, cuando conocí el Taj Mahal, el llanto que salió cuando recibí la noticia de mi primer paseo de cumpleaños con alguien que quiero mucho. En fin… el llanto que sale de mi corazón.

Impactante, verlas tan coquetas con sus crías, azules y grandes. ¿Grandes? GIGANTES y bonitas. Algo INEFABLE.

Mi vida en ese momento cambió; es decir, era la misma, pero en mi memoria se agrego una nueva imagen mental, mi mente dejó de ser la que era y cambió para agregar unas ballenas saltarinas que seguían nuestra lancha.

Photo by Victor Barbosa from Pexels
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Lina María Zapata

Hola, soy Lina María Zapata. Comunicadora social y periodista especialista en Mercadeo y branding digital.

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